Les comparto este artículo que publiqué en la Revista Satena, sobre la chef Diana García ...
Cocina delicioso y, aunque suele ser un poco seria, sonríe fácilmente. Es reconocida por su “Posta Negra”, por estar comprometida con su oficio y por ser una convencida de que la vida es para disfrutarla. Trabaja mucho pero no exagera, siempre está dispuesta a experimentar nuevos sabores y a todo le imprime amor. Así es esta hija de Montería que ha logrado conquistar los paladares capitalinos con su sabor caribe.
Por: Katherine Moreno Sarmiento.
En la casa de Diana García siempre se ha comido bien. Cuando era niña, su mamá se esforzaba por cocinar algo especial cada noche. Se valía de las recetas que encontraba en las revistas y de un poco de imaginación para que sus hijos y su esposo sintieran que asistían a una gran cena. Le gustaba experimentar, combinar y presentar sus platos lo mejor posible para reconfortar a sus seres queridos con una verdadera fiesta de sabores.
Diana la recuerda moviéndose con ritmo, ilusionada por inventarse algo nuevo, radiante con la respuesta de su familia ante sus platos. Aún no ha olvidado lo maravilloso que era comer en la casa materna en Montería o donde su abuela o sus tías.
Y como la comida siempre ha tenido un papel protagónico en su familia, ella misma, después de meditarlo mucho, decidió un día cambiar el rumbo y convertirse en una profesional en el asunto.
Cuando era niña, su mamá se esforzaba por cocinar algo especial cada noche. Se valía de las recetas que encontraba en las revistas y de un poco de imaginación para que sus hijos y su esposo sintieran que asistían a una gran cena. Le gustaba experimentar, combinar y presentar sus platos lo mejor posible para reconfortar a sus seres queridos con una verdadera fiesta de sabores.
Encontrar el camino
Al principio resolvió estudiar Administración de Empresas en la Universidad de los Andes, pero el impulso le duró dos años. No se sentía cómoda, no lograba encontrarle el gusto, no podía imaginarse trabajando sólo con números. Así que le explicó a su papá que su corazón se llenaba de energía cuando entraba a la cocina.
Después de haber estudiado en el Culinary Institute of America –de Nueva York–, hacer felices a las personas por medio de la buena comida se convirtió en su meta principal. Quienes la conocen, aseguran que lo ha logrado con creces.
Trabajó sin descanso en el Hilton de Bogotá y en el delikatessen La Terrine y hoy se siente satisfecha por tener su propio negocio. En su mente estuvo rondando durante años la idea de tener un rinconcito donde pudiera no sólo preparar esos platos que aprendió de su herencia familiar, sino donde lograra cocinar aquellos que conquistaron su paladar mientras estudiaba en el extranjero.
Hoy, su sitio Diana García, chef en movimiento, funciona bajo sus propias reglas: No trabajar de sol a sol, tener tiempo para su familia, para atender eventos o cenas especiales y para disponer de sus fines de semana; es decir, trabajar en su arte pero sin matarse. Y bajo esas premisas nació un lugar íntimo, sin muchas pretensiones, capaz de combinar la calidez del hogar con la excelencia de un restaurante de primera calidad.
Este restaurante, pequeño y ubicado en la Zona G de la capital, en el sector financiero, abierta para desayunar, almorzar y tomar algo en la tarde, cada día gana más y más comensales agradecidos porque sus manjares les recordaron sabores de antaño, los invitaron a recorrer el mundo, los transportaron a otras épocas, les enseñaron algo nuevo de la comida costeña o, simplemente, porque les alegraron el día.
Calificado como uno de los mejores de Bogotá, Diana García, chef en movimiento, se da el lujo de permanecer cerrado en las noches y los fines de semana. Sus clientes le han sugerido una y otra vez que lo abra más horas, que le sume unas mesas, que les permita estar mucho más tiempo en ese lugar que les recuerda el hogar, pero ella sonríe y se niega a hacerlo.
Y es que gracias a que su restaurante está abierto sólo en unas horas específicas, ella puede participar en otros proyectos que también la alimentan profesionalmente y sobre todo, le permiten aportar un granito de arena al fortalecimiento del tema gastronómico en el país.
Tiempo para todo
Dos de ellos son Sabor Barranquilla y el libro En su mesa, cinco chefs colombianas. El primero es una cita obligada. En sus cuatro versiones ha asistido como invitada y en esta oportunidad fue jurado del Concurso de Cocina. Por eso dice con tono burlón que ya se siente parte del inventario. No se lo pierde por una sencilla razón, este festival gastronómico, que se perfila como uno de los más interesantes que se llevan a cabo en Colombia, ha logrado promover y resaltar de manera certera los valores culinarios de su región caribe y, de paso, ha conseguido apoyar a los jóvenes talentos que se interesan por el rescate del patrimonio culinario colombiano.
El segundo proyecto, el libro En su mesa, fue una aventura en la que participó con Anita Botero, Catalina Vélez, Leonor Espinosa y Juanita Umaña, chefs que como ella comparten el deseo de trabajar para que el arte culinario nacional brille en todas las esferas. A él llegó gracias a la invitación que le hizo la editora María Lía Neira, quien decidió darle vida a una publicación que recogiera ingredientes y sabores representativos de la cultura colombiana en recetas sencillas, fáciles de preparar a diario en casa pero que tuvieran el toque que sólo un chef sabe ponerle. El libro fue elegido como el “Mejor del Mundo” en la categoría Mujeres Chefs durante la Feria Internacional de Libros de Cocina realizada en París, en la cual compitieron ocho mil publicaciones de unos 136 países. Un éxito que ella atribuye a una fotografía impecable, y a la honestidad con que cada chef expuso sus prácticas culinarias.
El secreto
Para Diana no hay ninguna duda de que el “verdadero secreto de la buena cocina”, el ingrediente invisible que le da a la comida un sabor distinto, un brillo especial, un aroma único, es “Hacer cada cosa con amor”. Y lo dice con esa cadencia costeña tan contagiosa que a veces suena muy seria pero que la mayoría de las veces es suave y dulce como sus postres. Ella asegura que esta premisa la aprendió de su abuela, de su mamá y de sus tías, y que la sigue confirmando con cada una las mujeres que se dedican a la cocina de manera tradicional. Es el amor el que prende el bombillo de la creación y el que permite que el resultado final se vuelva un recuerdo inolvidable.
Entonces, trae a cuento su Posta Negra “a la monteriana”, que un día decidió hacer en su restaurante sólo por probar, por antojo, por recordar esos sabores que tanto extrañaba de su hogar y le metió tanto empeño y tanto amor, que quienes la probaron regresaron a comerla de nuevo y regaron el chisme. Actualmente es el plato que más nombre le ha dado a Diana García en la fría Bogotá, es el que piden una y otra vez, y el que no puede faltar en el menú.
Entre sonrisas, dice que jamás pensó que la “Posta” fuera a gustar tanto, “en realidad no tiene nada de especial”, pero los críticos la califican como una “exquisitez”, como la clara muestra de su experticia y su arte, a la hora de recrear la cocina del Caribe colombiano.
Diana García se siente satisfecha y agradecida. Su local brilla entre la inmensa oferta capitalina; la ciudad, que para muchos es difícil y cerrada, la acogió sin problema y la ha catapultado hacia el éxito; su familia la apoya y sus empleados se han convertido también en parte de ella, así que entre todos aportan para que el negocio progrese. Además, su paso por la carrera de Administración de Empresas le ha servido para tener claras las cuentas, y su amor por la cocina sigue intacto.
¿Qué le hace falta? Sus ojos brillan y después de pensarlo un poco, responde que si tuviera que elegir algo, sería seguir viajando y probando, porque uno de sus mayores placeres es darse la oportunidad de experimentar nuevos y extraños sabores que le revelen culturas distintas a la suya. “Siempre trato de probar”, asegura enfáticamente. Una filosofía por la que su título de “Chef en movimiento” le viene como anillo al dedo.
lunes, 12 de diciembre de 2011
martes, 30 de agosto de 2011
Pacífico Eufórico
Este año de nuevo se vivió en la ciudad una nueva versión del Festival Petronio Álvarez que durante cuatro días recibe músicos de 20 municipios del litoral Pacífico, que contagian con alegría y talento a todos los que se dejan tentar por los sonidos de sus marimbas. Los invito a lees este corto reportaje y a disfrutar de la galería de imágenes realizadas por la fotógrafa y periodista Elizabeth Jiménez. El especial, fue publicado en la Revista Semana en su sección de Multimedia (http://bit.ly/npQLLY)
La misma palmera de donde sale el chontaduro, la fruta que es energía y alimento para los pobladores del Pacífico colombiano, es la que han labrado artesanos y músicos de esa región para sacar de su sencilla madera veteada el embrujador instrumento reconocido este año como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco: la marimba de chonta. Por esta razón recibirá un especial homenaje en el tradicional Festival Petronio Álvarez, en el estadio Pascual Guerrero de Cali.
El festival ha crecido tanto, que el año anterior cerca de 4.000 asistentes se quedaron por fuera y tuvieron que verlo en pantallas. Por esta razón, la Alcaldía decidió realizarlo en el estadio, donde se espera recibir más de 15.000 personas.
Desde hace ya 15 años, cerca de 900 músicos se desplazan desde 20 municipios del litoral pacífico (desde los más centrales hasta los más recónditos y selváticos) por río, tierra o aire en recorridos de hasta 24 horas para llegar a Cali a celebrar el más grande festival en el que las raíces africanas se extienden, y atrapan hasta a quienes no llevan ese ritmo natural en la sangre.
Algunos de los músicos, que viajan desde lejanas poblaciones como Guapi, Cauca, llegan con su tradición preservada por familias como la de los Torres, que se ha dedicado a elaborar marimbas y cununos (tambores) durante cerca de un siglo. Una casa de madera que de lejos parece a punto de derrumbarse, se sostiene como por arte de magia sobre unas delgadas vigas enclavadas bajo el río Guapi. El espacio donde duermen es pequeño porque allí la reina es la música: la sala de la casa no tiene televisor, ni comedor siquiera; está llena de marimbas y tambores. Cuando empiezan todos a tocar, la casa tiembla. Y no es una metáfora: ¡Tiembla! Pero nadie parece preocuparse. Por el contrario, se adentran en un trance del que nadie los saca. El mismo en el que caen sin reparo los cerca de 15.000 espectadores que llegan al festival.
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viernes, 19 de agosto de 2011
Sobre Guillermo Arriaga y los 40 de la Cinemateca
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Guillermo Arriaga, Foto del FICCI |
Y Guillermo Arriaga visitó Colombia y durante dos mañana (del 16 y 17 de agosto) habló ante un auditorio lleno hasta el tope, sobre sus grandes pasiones: el cine, la escritura, la creación, las historias…La cita fue en el antiguo Teatro México, hoy Auditorio Jorge Enrique Molina de la Universidad Central y el motivo: empezar a celebrar, como se debe, los 40 años de la Cinemateca Distrital de Bogotá.
Para quienes no lo recuerdan, Arriaga, es el mexicano que estuvo detrás del guión para tres inolvidables de Alejandro González Inárritu: Amores Perros (cinta ganadora de dos Oscar), 21 Gramos y Babel (con el que fue nominado al Oscar en 2007, en la categoría Mejor Guión).
En el 2008 salió al cine Fuego para la que no sólo hizo el guión sino que se encargó también de la dirección y el año anterior escribió y dirigió el cortometraje El Pozo (2010). Finalmente, vale recordar que en la literatura también ha dejado huella: Escuadrón Guillotina, Un dulce olor a muerte, Retorno 201 y El búfalo de la noche.
Arriaga fue el encargado de abrir la fiesta en la Cinemateca, que durante el resto del 2011 presentará más de 8 ciclos temáticos con unas 220 cintas; tendrá un Encuentro con Autores Latinoamericanos, realizará diez cinematecas itinerantes y tres exposiciones fotográficas sobre el mundo cinematográfico, entre otros eventos. Todos, apoyados por el Instituto Distrital de las Artes – IDARTES.
La siguiente parada de Arriega, después de su paso por Bogotá, será el 9o. Festival de Cine Colombiano de Medellín (del 22 al 26 de agosto de 2010).
Para quienes todavía no las han visto, aquí pueden disfrutarlas en línea:
Aprovechando su visita, vale la pena revisar estos tres videos donde el mexicano habla sobre la: "Construcción de personajes":
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miércoles, 27 de julio de 2011
Joe, Pa'l bailador!
A mí me gusta recordar al Joe Arroyo cantando y bailando, porque con su música, disfruté muchas rumbas y sigo haciéndolo. Por eso, decidí que valía la pena recodar tres canciones: la Mini Mini, Noche de Arreboles y En Barranquilla me quedo. Una pequeña muestra de su grandeza musical. Espero que las disfruten...
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domingo, 26 de junio de 2011
My Life as an Undocumented Immigrant
Esta es la historia de un periodista que nació en Filipinas, creció en Estados Unidos, logró trabajar en importantes periódicos y un día, decidió contarle al mundo que era indocumentado, a través de este valioso texto que vale la pena leer en inglés.
My Life as an Undocumented Immigrant
By José Antonio Vargas
One August morning nearly two decades ago, my mother woke me and put me in a cab. She handed me a jacket. “Baka malamig doon” were among the few words she said. (“It might be cold there.”) When I arrived at the Philippines’ Ninoy Aquino International Airport with her, my aunt and a family friend, I was introduced to a man I’d never seen. They told me he was my uncle. He held my hand as I boarded an airplane for the first time. It was 1993, and I was 12.
My mother wanted to give me a better life, so she sent me thousands of miles away to live with her parents in America — my grandfather (Lolo in Tagalog) and grandmother (Lola). After I arrived in Mountain View, Calif., in the San Francisco Bay Area, I entered sixth grade and quickly grew to love my new home, family and culture. I discovered a passion for language, though it was hard to learn the difference between formal English and American slang. One of my early memories is of a freckled kid in middle school asking me, “What’s up?” I replied, “The sky,” and he and a couple of other kids laughed. I won the eighth-grade spelling bee by memorizing words I couldn’t properly pronounce. (The winning word was “indefatigable.”)
One day when I was 16, I rode my bike to the nearby D.M.V. office to get my driver’s permit. Some of my friends already had their licenses, so I figured it was time. But when I handed the clerk my green card as proof of U.S. residency, she flipped it around, examining it. “This is fake,” she whispered. “Don’t come back here again.”
Lea el texto completo aquí!
My mother wanted to give me a better life, so she sent me thousands of miles away to live with her parents in America — my grandfather (Lolo in Tagalog) and grandmother (Lola). After I arrived in Mountain View, Calif., in the San Francisco Bay Area, I entered sixth grade and quickly grew to love my new home, family and culture. I discovered a passion for language, though it was hard to learn the difference between formal English and American slang. One of my early memories is of a freckled kid in middle school asking me, “What’s up?” I replied, “The sky,” and he and a couple of other kids laughed. I won the eighth-grade spelling bee by memorizing words I couldn’t properly pronounce. (The winning word was “indefatigable.”)
One day when I was 16, I rode my bike to the nearby D.M.V. office to get my driver’s permit. Some of my friends already had their licenses, so I figured it was time. But when I handed the clerk my green card as proof of U.S. residency, she flipped it around, examining it. “This is fake,” she whispered. “Don’t come back here again.”
Lea el texto completo aquí!

viernes, 20 de mayo de 2011
Idiots and angels
Hace poco me encontré de casualidad esta increíble película llamada Idiots and angels, del animador norteamericano Bill Plympton (nacido el 30 de abril de 1946), el mismo que en 1987 estuvo nominado al Premio Oscar con su cortometraje animado Your Face.
La cinta está protagonizada por un hombre algo desagradable, violento, alcóholico y obsesionado con el sexo, que lleva una vida simple y monótona. Su rutina es visitar, día tras día, un decadente bar. Pero un día, amanece con unos pequeños bultos en su espalda que con los días se convierten en alas. Unas alas que lo van obligando a cambiar contra su voluntad. La película tiene una música hermosa y nada de palabras.
Lo interesante de Pympton, que parece tener una obsesión por explorar la esencia del ser humano y sus rincones más oscuros, para lo que se vale de una estética bastante particular y de un humor negro que perturba y hace sonreír a sus espectadores. Su trabajo es inspirador y por eso espero que lo disfruten.
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martes, 3 de mayo de 2011
Lanzamientos de Feria
Este año lo más interesante que pasará en la 24ª Feria del Libro de Bogotá – que se realiza del 4 al 16 de mayo– serán, sin duda, las presentaciones de los nuevos trabajos de Alberto Salcedo Ramos, Sergio Álvarez, Sergio Ocampo y Juan Álvarez. Adicionalmente, también hay que decirlo, llegan las novelas de Juan Gabriel Vásquez (quien llega como ganador Premio Alfaguara de Novela 2011) y de Mario Mendosa, dos escritores que tienen amplia fanaticada. Como quien dice, lo mejor es tomar nota de la fecha y la hora, para no perdérselas.
Otros lanzamientos
- El viernes 6 de mayo, a las 6.00 p.m. en la Sala Porfirio Barba Jacob de Corferias, Juan Álvarez presentará su primera novela: C. M. no récord. Recordado por su libro de cuentos Falsas alarmas, con el que se mereció el Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá 2005, Álvarez ahora presenta una historia que transcurre a mediados de los años noventa, que se centra en el oficio musical y en una banda sin guitarra, en un grupo de amigos que quiere hacer buena música y en una ciudad andina que se convierte en el escenario propicio para darle un color especial a la escena. Y para ser coherente con la causa, el lanzamiento correrá por cuenta de Fernando del Castillo de la banda capitalina 1280 Almas y del periodista Eduardo Arias. Fragmento del primer capítulo de C. M. no récord
- El domingo 8 de mayo, el salón Tomás Carrsquilla recibirá a las 5:30 p.m., al escritor y periodista Alberto Salcedo Ramos, con La eterna de parranda. Esta antología recoge las crónicas publicadas por Salcedo entre 1977 y 2011. En total son 27 historias divididas en cuatro capítulos: Los irrepetibles, Bufones y perdedores, Colombia: entre el esplendor y la sombra; y un Bonus track: con tres relatos en primera persona. Crónica: El enfermero de los secuestros
- El sábado 14 de mayo a las 3.30 p.m. en el León de Greiff, el turno es para Sergio Álvarez Guarín, del que no se sabía nada desde su Lectora (publicada diez años atrás, convertida en serie para televisión y de la que se está haciendo en la actualidad película). Ahora, en el 2011, regresa pisando fuerte con 35 muertos, una novela que “recrea a partir de las desventuras de un perdedor, y de las decenas de personajes que se cruzan en su camino, la Colombia de finales del siglo XX”. Son “Treinta y cinco años brutales reconstruidos por un narrador que hace lo que no debe y que siempre está en el lugar equivocado. Este viaje desbocado por Colombia, por sus rutas físicas y vitales, es una cautivadora excursión literaria y también una nueva prueba de que en América Latina siguen triunfando la fiesta, la violencia, el exilio y el olvido”, como puede leerse en la página de Alfaguara.
Sergio Álvarez vuelve con 35 Muertos
Página official de 35 Muertos
Blog de Sergio Álvarez Guarín
Canal de Youtube: 35 Muertos
- Por su parte el periodista antioqueño Sergio Ocampo, se lanza al ruedo con El hombre que murió la víspera, después de recibir aplausos y excelente crítica con su libro de cuentos A Larissa no le gustaban los escargots. Durante la Feria estará participando en el Encuentro Internacional de Periodismo “El periodismo después de Wikileaks” y Encuentro Internacional de Escritores, El lugar de los libros. Su novela está centrada en Bruno Valenzuela, antropólogo y profesor que se obsesiona con la muerte, tanto que ésta termina haciendo serios estragos en su vida. Fragmento de El hombre que murió la víspera
Otros lanzamientos
- El sábado 7 de mayo a las 2:30 p.m. en el Salón Jorge Isaacs, Mario Mendoza presentará Apocalipsis, su más reciente novela y que se convierte en la número 10 de una larga saga que inició quince años atrás con La ciudad de los umbrales y que Editorial Planeta describe como “Una disección de las pasiones más profundas del hombre, un viaje por los vericuetos del cuerpo y el espíritu, una vibrante reflexión sobre el hecho de estar vivos…” Entrevista a Mario Mendoza
- El lunes 9 de mayo a las 3:00 p.m., en el salón José Eustasio Rivera, el Ministerio de Cultura y su Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa – Relata , presentarán una Antología de Cuentos que reúne 30 relatos seleccionados, entre los 47 talleres que se realizan en el país. Y el martes 10 de mayo a las 3:00 p.m., también en el salón José Eustasio Rivera, la Red hará el lanzamiento del Fugas de tinta 3, donde se han recogido crónicas, cuentos y relatos elaborados desde las cárceles, durante el taller Libertad Bajo Palabra, que llega a varios centros de reclusión, de diferentes ciudades de Colombia.
- Juan Gabriel Vásquez, Premio Alfaguara de Novela 2011, también se hará presente en la Feria con su nueva novela: El ruido que hacen las cosas al caer, donde hace un balance de los últimos veinte años de violencia y terror que vividos en Colombia. Fragmento: El ruido que hacen las cosas al caer
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martes, 12 de abril de 2011
El Hombre Muerto
En estos días estuve releyendo algunos cuentos de Horacio Quiroga, ese escritor uruguayo - argentino, que habló bastante de la muerte pero también de la vida. Y mientras leía sus cuentos, recordé lo extraña que fue su existencia. Cuando era niño - a los 2 meses-, murió su padre al disparársele la escopeta y años después, su padrastro se suicidó, también con una escopeta. El propio Quiroga mató accidentalmente a su mejor amigo y su primera esposa se quitó la vida, al igual que su maestro. En 1937, después de saber que sufría cáncer de próstata, apareció muerto en un hospital de Buenos Aires por ingestión de cianuro y para completar el cuadro, sus dos hijos, también decidieron optar por el suicidio.
Lo que más me llama la atención de Horacio Quiroga es que a pesar de este panorama oscuro, logró convertirse en uno de los cuentistas latinoamericanos más prolíficos y sobresalientes. Entre sus obras se destacan Los arrecifes de coral (1901), El crimen de otro (1904), Historia de un amor turbio (1908), Cuentos de amor de locura y de muerte (1917), Cuentos de la selva (1919), El salvaje (1920), Las sacrificadas (1920), El trípode llamado chengue (1921), El desierto (1924), Los Desterrados (1926), Pasado amor (1929), Suelo natal (1931) y Más allá (1935).
Aquí les dejo uno de mis cuentos favoritos:
El Hombre Muerto
El hombre y su machete acababan de limpiar la quinta calle del bananal. Faltábanles aún dos calles; pero como en éstas abundaban las chircas y malvas silvestres, la tarea que tenían por delante era muy poca cosa. El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a los arbustos rozados y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla. Mas al bajar el alambre de púa y pasar el cuerpo, su pie izquierdo resbaló sobre un trozo de corteza desprendida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano. Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo.Ya estaba tendido en la gramilla, acostado sobre el lado derecho, tal como él quería. La boca, que acababa de abrírsele en toda su extensión, acababa también de cerrarse. Estaba como hubiera deseado estar, las rodillas dobladas y la mano izquierda sobre el pecho. Sólo que tras el antebrazo, e inmediatamente por debajo del cinto, surgían de su camisa el puño y la mitad de la hoja del machete, pero el resto no se veía.
El hombre intentó mover la cabeza en vano. Echó una mirada de reojo a la empuñadura del machete, húmeda aún del sudor de su mano. Apreció mentalmente la extensión y la trayectoria del machete dentro de su vientre, y adquirió fría, matemática e inexorable, la seguridad de que acababa de llegar al término de su existencia. La muerte. En el transcurso de la vida se piensa muchas veces en que un día, tras años, meses, semanas y días preparatorios, llegaremos a nuestro turno al umbral de la muerte. Es la ley fatal, aceptada y prevista; tanto, que solemos dejarnos llevar placenteramente por la imaginación a ese momento, supremo entre todos, en que lanzamos el último suspiro. Pero entre el instante actual y esa postrera expiración, ¡qué de sueños, trastornos, esperanzas y dramas presumimos en nuestra vida! ¡Qué nos reserva aún esta existencia llena de vigor, antes de su eliminación del escenario humano! Es éste el consuelo, el placer y la razón de nuestras divagaciones mortuorias: ¡Tan lejos está la muerte, y tan imprevisto lo que debemos vivir aún! ¿Aún...?
No han pasado dos segundos: el sol está exactamente a la misma altura; las sombras no han avanzado un milímetro. Bruscamente, acaban de resolverse para el hombre tendido las divagaciones a largo plazo: se está muriendo. Muerto. Puede considerarse muerto en su cómoda postura. Pero el hombre abre los ojos y mira. ¿Qué tiempo ha pasado? ¿Qué cataclismo ha sobrevivido en el mundo? ¿Qué trastorno de la naturaleza trasuda el horrible acontecimiento?
Va a morir. Fría, fatal e ineludiblemente, va a morir.
El hombre resiste -¡es tan imprevisto ese horror!- y piensa: es una pesadilla; ¡esto es! ¿Qué ha cambiado? Nada. Y mira: ¿no es acaso ese el bananal? ¿No viene todas las mañanas a limpiarlo? ¿Quién lo conoce como él? Ve perfectamente el bananal, muy raleado, y las anchas hojas desnudas al sol. Allí están, muy cerca, deshilachadas por el viento. Pero ahora no se mueven... Es la calma del mediodía; pero deben ser las doce. Por entre los bananos, allá arriba, el hombre ve desde el duro suelo el techo rojo de su casa. A la izquierda entrevé el monte y la capuera de canelas. No alcanza a ver más, pero sabe muy bien que a sus espaldas está el camino al puerto nuevo; y que en la dirección de su cabeza, allá abajo, yace en el fondo del valle el Paraná dormido como un lago. Todo, todo exactamente como siempre; el sol de fuego, el aire vibrante y solitario, los bananos inmóviles, el alambrado de postes muy gruesos y altos que pronto tendrá que cambiar...
¡Muerto! ¿pero es posible? ¿no es éste uno de los tantos días en que ha salido al amanecer de su casa con el machete en la mano? ¿No está allí mismo con el machete en la mano? ¿No está allí mismo, a cuatro metros de él, su caballo, su malacara, oliendo parsimoniosamente el alambre de púa? ¡Pero sí! Alguien silba. No puede ver, porque está de espaldas al camino; mas siente resonar en el puentecito los pasos del caballo... Es el muchacho que pasa todas las mañanas hacia el puerto nuevo, a las once y media. Y siempre silbando... Desde el poste descascarado que toca casi con las botas, hasta el cerco vivo de monte que separa el bananal del camino, hay quince metros largos. Lo sabe perfectamente bien, porque él mismo, al levantar el alambrado, midió la distancia.
¿Qué pasa, entonces? ¿Es ése o no un natural mediodía de los tantos en Misiones, en su monte, en su potrero, en el bananal ralo? ¡Sin duda! Gramilla corta, conos de hormigas, silencio, sol a plomo... Nada, nada ha cambiado. Sólo él es distinto. Desde hace dos minutos su persona, su personalidad viviente, nada tiene ya que ver ni con el potrero, que formó él mismo a azada, durante cinco meses consecutivos, ni con el bananal, obras de sus solas manos. Ni con su familia. Ha sido arrancado bruscamente, naturalmente, por obra de una cáscara lustrosa y un machete en el vientre. Hace dos minutos: Se muere.
El hombre muy fatigado y tendido en la gramilla sobre el costado derecho, se resiste siempre a admitir un fenómeno de esa trascendencia, ante el aspecto normal y monótono de cuanto mira. Sabe bien la hora: las once y media... El muchacho de todos los días acaba de pasar el puente.
¡Pero no es posible que haya resbalado...! El mango de su machete (pronto deberá cambiarlo por otro; tiene ya poco vuelo) estaba perfectamente oprimido entre su mano izquierda y el alambre de púa. Tras diez años de bosque, él sabe muy bien cómo se maneja un machete de monte. Está solamente muy fatigado del trabajo de esa mañana, y descansa un rato como de costumbre. ¿La prueba...? ¡Pero esa gramilla que entra ahora por la comisura de su boca la plantó él mismo en panes de tierra distantes un metro uno de otro! ¡Ya ése es su bananal; y ése es su malacara, resoplando cauteloso ante las púas del alambre! Lo ve perfectamente; sabe que no se atreve a doblar la esquina del alambrado, porque él está echado casi al pie del poste. Lo distingue muy bien; y ve los hilos oscuros de sudor que arrancan de la cruz y del anca. El sol cae a plomo, y la calma es muy grande, pues ni un fleco de los bananos se mueve. Todos los días, como ése, ha visto las mismas cosas.
...Muy fatigado, pero descansa solo. Deben de haber pasado ya varios minutos... Y a las doce menos cuarto, desde allá arriba, desde el chalet de techo rojo, se desprenderán hacia el bananal su mujer y sus dos hijos, a buscarlo para almorzar. Oye siempre, antes que las demás, la voz de su chico menor que quiere soltarse de la mano de su madre: ¡Piapiá! ¡Piapiá!
¿No es eso...? ¡Claro, oye! Ya es la hora. Oye efectivamente la voz de su hijo... ¡Qué pesadilla...! ¡Pero es uno de los tantos días, trivial como todos, claro está! Luz excesiva, sombras amarillentas, calor silencioso de horno sobre la carne, que hace sudar al malacara inmóvil ante el bananal prohibido.
...Muy cansado, mucho, pero nada más. ¡Cuántas veces, a mediodía como ahora, ha cruzado volviendo a casa ese potrero, que era capuera cuando él llegó, y antes había sido monte virgen! Volvía entonces, muy fatigado también, con su machete pendiente de la mano izquierda, a lentos pasos. Puede aún alejarse con la mente, si quiere; puede si quiere abandonar un instante su cuerpo y ver desde el tejamar por él construido, el trivial paisaje de siempre: el pedregullo volcánico con gramas rígidas; el bananal y su arena roja: el alambrado empequeñecido en la pendiente, que se acoda hacia el camino. Y más lejos aún ver el potrero, obra sola de sus manos. Y al pie de un poste descascarado, echado sobre el costado derecho y las piernas recogidas, exactamente como todos los días, puede verse a él mismo, como un pequeño bulto asoleado sobre la gramilla -descansando, porque está muy cansado.
Pero el caballo rayado de sudor, e inmóvil de cautela ante el esquinado del alambrado, ve también al hombre en el suelo y no se atreve a costear el bananal como desearía. Ante las voces que ya están próximas -¡Piapiá!- vuelve un largo, largo rato las orejas inmóviles al bulto: y tranquilizado al fin, se decide a pasar entre el poste y el hombre tendido que ya ha descansado.
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viernes, 11 de marzo de 2011
En memoria de Glauber Rocha
Muchos pueden haber leído alguna vez esta reseña que el escritor y periodista argentino José Steinsleger, publicara en La Jornada de México en 2005, pero tal vez otro muchos no hayan tenido la oportunidad de disfrutarla y conocer al que es considerado por sus seguidores, un cineasta excepcional: Glauber Rocha, nacido el 14 de marzo de 1939 en Brasil. ¿Quíén fue? ¿Cuál es su legado? ¿Qué tipo de cine creó? ¿Por qué todavía sigue tan vivo como cuándo lo estaba? Aquí les dejo algunas pistas...
Nacido en Vitória da Conquista (Bahía, 1939) y muerto en Río de Janeiro por exceso de creatividad, el funeral del cineasta Glauber Rocha fue propio de un guión suyo: aquel acto espontáneo y catártico de masas, que el 22 de agosto de 1981 puso a cantar y a bailar, en el céntrico parque Lage, a millares de brasileños poseídos de tristeza y alegría.
Nada distinto (aunque más espectacular), que la filmación del velorio del pintor Emiliano Di Cavalcanti (1897-1976) en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, que Glauber narró como si se tratase de un partido de futbol y con música de carnaval: "¡Soy protestante y no lloro ante la muerte!", gritó a los medios mientras la policía se lo llevaba detenido.
Como Brasil es un país donde algunos muertos viven, el famoso pintor de mulatas gozó con el escándalo. En el legendario Diario Carioca, Di Cavalcanti había escrito: "Vivimos en una época de combate, en una época de lucha, y todo hombre actual debe enfrentar los antagonismos" Y con el bolchevique Bogdanov, remataba: "Donde no hay imágenes vivas no hay arte ni poesía (15 de octubre de 1933)".
Glauber Rocha fue hijo de Di Cavalcanti. Aunque con precisión su espíritu sintonizaba mejor con el Manifiesto antropófago (1926), del poeta Oswald de Andrade, uno de cuyos puntos decía: "Le pregunté a un hombre lo que era el derecho. Me respondió que era la garantía del ejercicio de la posibilidad. Ese hombre se llamaba José de Galimatías. Me lo comí".
Niño aún (13 años), Glauber participó como crítico de cine en un programa infantil de radio. A los 15 frecuentaba un cine-club, a los 17 realizó el cortometraje El Patio y fundó una productora de cine, y en los periódicos de Bahía escribió crónicas policiales y de cultura.
En Sao Paulo, Glauber conoció a los fundadores del Cinema Novo, asistiendo a la proyección y debate de obras emblemáticas del neorrealismo italiano: Ladrón de bicicletas, Rocco y sus hermanos, La Strada, Mamma Roma. Realizados con recursos precarios, actores no necesariamente profesionales, y descarnados testimonios de la clase obrera italiana de la posguerra, aquellos filmes marcaron el norte de su creación: no una escuela estética, no un partido político. Sí un cine nacional que deje para siempre el neocolonialismo cinematográfico que condena repetir las fórmulas y hallazgos de otros.
Del neorrealismo de Barravento (1962), con actores no profesionales y pescadores de Bahía, hasta la poesía barroca de Tierra en trance (1967), el cine de Glauber Rocha empleó un lenguaje preciso, despojado de adjetivos inútiles e insustanciales.
Escribía o declaraba Glauber: "el cine no será una máscara porque el cine no hace la revolución; el cine es uno de los instrumentos revolucionarios. La colonización amenaza continuar incluso después de la revolución. La Fox, la Paramount, la Metro son nuestros enemigos, necesitamos de los santos y orixás, hay que negar la razón colonizadora y superar el moralismo dogmático que mezquina los héroes."
La historia de Dios y el Diablo en la tierra del sol, una de sus películas más impactantes, transcurre en la escenografía descrita por Euclides da Cunha en Os Sertoes (1902). La crónica, magistral, narra la gran guerra campesina de Canudos (1895-97), donde el gobierno de la época sufrió la derrota de cuatro expediciones y el ejército brasileño tomó cuatro prisioneros: un viejo, un niño y dos hombres agotados. Nadie se rindió.
En Canudos, precisamente, las cámaras de Glauber sorprenden al extraño Antonio Das Mortes, matador de cangaceiros (bandidos), platicando en el viejo mercado con el ciego Julio, quien recuerda los motivos centrales de la rebelión. Das Mortes trabaja para los terratenientes y anda en busca del bandido Corisco para matarlo. Pero al ciego confiesa que si bien su oficio es matar, no quiere hacerlo más; y que si lo hace es porque "no puede vivir descansando en esta miseria".
El ciego Julio replica que el pueblo es inocente. Entonces, el matador clava la mirada en el espectador: "Un día va a haber una guerra en este sertao (desierto del nordeste de Brasil), una guerra sin la ceguera de Dios y el Diablo. Yo, para que esa guerra venga algún día, yo, que maté a Sebastiao (santón de la región) voy a matar al Corisco para después morir a mi vez, pues nosotros somos todos la misma cosa".
Corisco, el bandido, dice que los poderes del pueblo son invencibles. Pero la realidad, según Glauber, "es la fuerza del inconsciente en dos planos: uno, hecho por la conciencia hacia los cultos y la civilización, y el otro determinado en la imagen del inconsciente, a la cual se le llama poesía o magia".
En el ensayo Estética del hambre (1965), Glauber Rocha afirma que el factor elemental de la liberación radica en la condición objetiva de los pueblos. El ensayo ataca a los partidos políticos nacionalistas y de la izquierda, a los que califica de "representantes de la concepción festiva de la revolución y de ser producto de una concepción intelectual aristocrática y burguesa, heredada del academicismo, privilegios, vedettes, concursos, premios y festivales".
En Italia, la película Antes de la revolución (Bertolucci, 1964), sostiene iguales críticas a personajes de la izquierda que "parecen estar más comprometidos con sus propias lujurias que con el marxismo, y esta actitud es la que impide el triunfo de su proyecto político".
Rocha sostenía que la credibilidad de un presupuesto revolucionario depende de su permanencia en el tiempo, de la firmeza y decisión para impulsar la acción que en términos de arte y cultura debe girar en torno a una premisa central: no mentir al pueblo.
En 1968, un grupo de estudiantes de La Sorbona afirmó que Antes de la Revolución, Week End (Godard, 1967) y Tierra en trance (Rocha, 1967) fueron las películas que más influyeron en el mayo parisino.
Todas las copias de Dios y el Diablo... fueron destruidas por la dictadura militar brasileña (1964-85), menos la que llegó clandestinamente al Festival de Cannes. La censura prohibió la exhibición de Barravento (premiada en Karlovy Vary, 1962), Tierra en trance (1967), El dragón de la maldad contra el santo guerrero (premio al mejor director en Cannes 1969), El león de siete cabezas y Cabezas cortadas (1970).
Sin embargo, en el último tramo de su corta vida, ciertas declaraciones de Glauber parecían acercarlo a las alucinaciones de los santos y los justicieros de vanguardia con crisis de conciencia, sumergido en angustias de intelectuales como el Paulo Martins de Tierra en trance, o las del guerrillero que viaja al Congo y allí queda estremecido porque una cosa es hablar de relativismo cultural, y otra observar in-situ prácticas culturales que se liberan devorando el hígado o el corazón, y cortando cabezas del enemigo con gritos, música y danzas guerreras.
Los desconcertantes comentarios de quien ya era expresión viva de la cultura brasileña, descolocaron a muchos de sus amigos, y a más de un crítico de arte. En 1974, el cineasta declaró a la revista Visión que el general Golbery do Couto e Silva era un "militar nacionalista, uno de los genios de la raza". La dictadura de Brasil, pensaba, daría un giro tras objetivos como los del general peruano Juan Velasco Alvarado y el libio Kadafi que vendrían a realizar, como Antonio Das Mortes, "los cambios que la izquierda no supo o no pudo hacer."
No obstante, en una época donde todo parece entrifugarse en el relativismo cultural, la confusión ideológica y el adocenamiento político, las palabras de Darcy Ribeiro cobran fuerza y razón: "Glauber Rocha nos ha dejado como herencia su indignación".
Con 12 películas realizadas, el director de Dios y el Diablo... perteneció a una generación de creadores que antes de cumplir los 30 años todo lo habían dado de sí y después de los 30 se preguntaban por dónde seguía la exégesis de la revolución, no dejaban de firmar sus cartas y comunicados tal como lo hacía Glauber:
A esquerda, tudo. A direita, nada.
A la izquierda, todo. A la derecha, nada.
por José Steinsleger
Nada distinto (aunque más espectacular), que la filmación del velorio del pintor Emiliano Di Cavalcanti (1897-1976) en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, que Glauber narró como si se tratase de un partido de futbol y con música de carnaval: "¡Soy protestante y no lloro ante la muerte!", gritó a los medios mientras la policía se lo llevaba detenido.
Como Brasil es un país donde algunos muertos viven, el famoso pintor de mulatas gozó con el escándalo. En el legendario Diario Carioca, Di Cavalcanti había escrito: "Vivimos en una época de combate, en una época de lucha, y todo hombre actual debe enfrentar los antagonismos" Y con el bolchevique Bogdanov, remataba: "Donde no hay imágenes vivas no hay arte ni poesía (15 de octubre de 1933)".
Glauber Rocha fue hijo de Di Cavalcanti. Aunque con precisión su espíritu sintonizaba mejor con el Manifiesto antropófago (1926), del poeta Oswald de Andrade, uno de cuyos puntos decía: "Le pregunté a un hombre lo que era el derecho. Me respondió que era la garantía del ejercicio de la posibilidad. Ese hombre se llamaba José de Galimatías. Me lo comí".
Niño aún (13 años), Glauber participó como crítico de cine en un programa infantil de radio. A los 15 frecuentaba un cine-club, a los 17 realizó el cortometraje El Patio y fundó una productora de cine, y en los periódicos de Bahía escribió crónicas policiales y de cultura.
En Sao Paulo, Glauber conoció a los fundadores del Cinema Novo, asistiendo a la proyección y debate de obras emblemáticas del neorrealismo italiano: Ladrón de bicicletas, Rocco y sus hermanos, La Strada, Mamma Roma. Realizados con recursos precarios, actores no necesariamente profesionales, y descarnados testimonios de la clase obrera italiana de la posguerra, aquellos filmes marcaron el norte de su creación: no una escuela estética, no un partido político. Sí un cine nacional que deje para siempre el neocolonialismo cinematográfico que condena repetir las fórmulas y hallazgos de otros.
Del neorrealismo de Barravento (1962), con actores no profesionales y pescadores de Bahía, hasta la poesía barroca de Tierra en trance (1967), el cine de Glauber Rocha empleó un lenguaje preciso, despojado de adjetivos inútiles e insustanciales.
Escribía o declaraba Glauber: "el cine no será una máscara porque el cine no hace la revolución; el cine es uno de los instrumentos revolucionarios. La colonización amenaza continuar incluso después de la revolución. La Fox, la Paramount, la Metro son nuestros enemigos, necesitamos de los santos y orixás, hay que negar la razón colonizadora y superar el moralismo dogmático que mezquina los héroes."
La historia de Dios y el Diablo en la tierra del sol, una de sus películas más impactantes, transcurre en la escenografía descrita por Euclides da Cunha en Os Sertoes (1902). La crónica, magistral, narra la gran guerra campesina de Canudos (1895-97), donde el gobierno de la época sufrió la derrota de cuatro expediciones y el ejército brasileño tomó cuatro prisioneros: un viejo, un niño y dos hombres agotados. Nadie se rindió.
En Canudos, precisamente, las cámaras de Glauber sorprenden al extraño Antonio Das Mortes, matador de cangaceiros (bandidos), platicando en el viejo mercado con el ciego Julio, quien recuerda los motivos centrales de la rebelión. Das Mortes trabaja para los terratenientes y anda en busca del bandido Corisco para matarlo. Pero al ciego confiesa que si bien su oficio es matar, no quiere hacerlo más; y que si lo hace es porque "no puede vivir descansando en esta miseria".
El ciego Julio replica que el pueblo es inocente. Entonces, el matador clava la mirada en el espectador: "Un día va a haber una guerra en este sertao (desierto del nordeste de Brasil), una guerra sin la ceguera de Dios y el Diablo. Yo, para que esa guerra venga algún día, yo, que maté a Sebastiao (santón de la región) voy a matar al Corisco para después morir a mi vez, pues nosotros somos todos la misma cosa".
Corisco, el bandido, dice que los poderes del pueblo son invencibles. Pero la realidad, según Glauber, "es la fuerza del inconsciente en dos planos: uno, hecho por la conciencia hacia los cultos y la civilización, y el otro determinado en la imagen del inconsciente, a la cual se le llama poesía o magia".
En el ensayo Estética del hambre (1965), Glauber Rocha afirma que el factor elemental de la liberación radica en la condición objetiva de los pueblos. El ensayo ataca a los partidos políticos nacionalistas y de la izquierda, a los que califica de "representantes de la concepción festiva de la revolución y de ser producto de una concepción intelectual aristocrática y burguesa, heredada del academicismo, privilegios, vedettes, concursos, premios y festivales".
En Italia, la película Antes de la revolución (Bertolucci, 1964), sostiene iguales críticas a personajes de la izquierda que "parecen estar más comprometidos con sus propias lujurias que con el marxismo, y esta actitud es la que impide el triunfo de su proyecto político".
Rocha sostenía que la credibilidad de un presupuesto revolucionario depende de su permanencia en el tiempo, de la firmeza y decisión para impulsar la acción que en términos de arte y cultura debe girar en torno a una premisa central: no mentir al pueblo.
Todas las copias de Dios y el Diablo... fueron destruidas por la dictadura militar brasileña (1964-85), menos la que llegó clandestinamente al Festival de Cannes. La censura prohibió la exhibición de Barravento (premiada en Karlovy Vary, 1962), Tierra en trance (1967), El dragón de la maldad contra el santo guerrero (premio al mejor director en Cannes 1969), El león de siete cabezas y Cabezas cortadas (1970).
Sin embargo, en el último tramo de su corta vida, ciertas declaraciones de Glauber parecían acercarlo a las alucinaciones de los santos y los justicieros de vanguardia con crisis de conciencia, sumergido en angustias de intelectuales como el Paulo Martins de Tierra en trance, o las del guerrillero que viaja al Congo y allí queda estremecido porque una cosa es hablar de relativismo cultural, y otra observar in-situ prácticas culturales que se liberan devorando el hígado o el corazón, y cortando cabezas del enemigo con gritos, música y danzas guerreras.
Los desconcertantes comentarios de quien ya era expresión viva de la cultura brasileña, descolocaron a muchos de sus amigos, y a más de un crítico de arte. En 1974, el cineasta declaró a la revista Visión que el general Golbery do Couto e Silva era un "militar nacionalista, uno de los genios de la raza". La dictadura de Brasil, pensaba, daría un giro tras objetivos como los del general peruano Juan Velasco Alvarado y el libio Kadafi que vendrían a realizar, como Antonio Das Mortes, "los cambios que la izquierda no supo o no pudo hacer."
No obstante, en una época donde todo parece entrifugarse en el relativismo cultural, la confusión ideológica y el adocenamiento político, las palabras de Darcy Ribeiro cobran fuerza y razón: "Glauber Rocha nos ha dejado como herencia su indignación".
Con 12 películas realizadas, el director de Dios y el Diablo... perteneció a una generación de creadores que antes de cumplir los 30 años todo lo habían dado de sí y después de los 30 se preguntaban por dónde seguía la exégesis de la revolución, no dejaban de firmar sus cartas y comunicados tal como lo hacía Glauber:
A esquerda, tudo. A direita, nada.
A la izquierda, todo. A la derecha, nada.
martes, 22 de febrero de 2011
Recordando a Malcolm X
"No juzgamos al hombre por el color de su piel. No te juzgamos por ser blanco; no te juzgamos por ser negro; no te juzgamos por ser moreno. Te juzgamos por lo que haces y por lo que practicas. Y mientras practiques la maldad, estaremos en tu contra. Y para nosotros, la principal, la forma más grande de maldad es la que se basa en juzgar a un hombre debido al color de su piel..." 

Así lo dijo Malcolm X el 16 de febrero de 1965, cinco días antes de morir asesinado. Una semana como esta, hace 46 años, falleció por culpa de 16 disparos que le robaron el aliento. Ese mundo del que él hablaba, ese mundo que le tocó vivir, no dista mucho del que nos toca vivir a nosotros.
Como el 2011 es el Año Internacional de las Comunidades Afrodescendientes -proclamado por la ONU-, me pareció una excusa perfecta para recordar a este líder, reconocido como uno de los más influyentes afro estadounidenses que han existido.
Algunas de sus frases…
“No puedes separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz, a no ser que tenga su libertad”
"A race of people is like an individual man; until it uses its own talent, takes pride in its own history, expresses its own culture, affirms its own selfhood, it can never fulfill itself"
“A man who stands for nothing will fall for anything"
“La educación es el pasaporte hacia el futuro, el mañana pertenece a aquellos que se preparan para él en el día de hoy”
"Nunca nos comunicamos si nosotros hablamos un idioma y él otro. Nos dedica el lenguaje de la violencia, mientras nosotros nos desgañitamos en pobres razonamientos pusilánimes, imaginando que va a entendernos. Aprendamos a hablar su leguaje. Si se expresa con un fusil, hablémosle de fusiles...(Diciembre de 1964)
"If you're not ready to die for it, put the word 'freedom' out of your vocabulary"
Publicaciones y enlaces recomendados sobre Malcolm X…
En audio y video, escúchelo y véalo
domingo, 20 de febrero de 2011
Tres poemas de Bukowski
![]() |
Foto tomada de www.charlesbukowski.cjb.net |
A solas con todo el mundo
La a carne cubre el hueso
y dentro le ponen
un cerebro y
a veces un alma,
y las mujeres arrojan
jarrones contra las paredes
y los hombres beben
demasiado
y nadie encuentra al
otro
pero siguen
buscando
de cama
en cama.
La carne cubre
el hueso y la
carne busca
algo más que
carne.
No hay ninguna
posibilidad:
estamos todos atrapados
por un destino
singular.
Nadie encuentra jamás
al otro.
Los tugurios se llenan
los vertederos se llenan
los manicomios se llenan
los hospitales se llenan
las tumbas se llenan
nada más
se llena
Cómo ser un gran escritor
Tienes que cojerte a muchas mujeres
bellas mujeres,
y escribir unos pocos poemas de amor decentes
y no te preocupes por la edad
y los nuevos talentos.
Sólo toma más cerveza, más y más cerveza.
Anda al hipódromo por lo menos una vez
a la semana
y gana
si es posible.
aprender a ganar es difícil,
cualquier pendejo puede ser un buen perdedor.
y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.
no te exijas.
duerme hasta el mediodía.
evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.
acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).
y si tienes capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.
un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.
quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las arañas, sé
paciente,
el tiempo es la cruz de todos
más
el exilio
la derrota
la traición
toda esa basura.
quédate con la cerveza,
la cerveza es continua sangre.
una amante continua.
agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa,
dale duro.
haz de eso una pelea de peso pesado.
haz como el toro en la primer embestida.
y recuerda a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievski, Hamsun.
si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...
entonces no estás listo
toma más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay,
está bien
igual
Pensión de mala muerte
No has vivido
Hasta no haber estado en una
Pensión de mala muerte
Con nada mas que una lamparita
Y 56 hombres apretujados en catres
Y todo el mundo roncando a la vez
y algunos de esos
Ronquidos tan profundos y
Tan bastos e increíbles......
Oscuros, carrasposos,
Infrahumanos, resollantes
Del mismísimo infierno
Parece como si
Se te partiera la cabeza
Entre esos sonidos de muerte
Y los olores entremezclándose:
Medias sucias y rígidos y
Calzoncillos con orines y excremento
Y por encima de todo eso
Un aire que circula lentamente
Muy parecido al que emana de los
Cubos de basura destapados
Y esos cuerpos en la oscuridad
Gordos y flacos y encorvados
unos sin piernas sin brazos
otros sin cerebro
y lo peor de todo:
la total ausencia de esperanza
los envuelve, los cubre totalmente.
No se puede soportar
Te levantás
Sales
Caminas por las calles
Subes y bajás aceras
Pasas edificios
Doblas la esquina
Y vuelves a subir
la misma calle
pensando
todos esos hombres
fueron niños una vez
¿qué les pasó?
¿y que me pasó a mi?
Esta oscuro y hace frío ahí fuera.
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martes, 15 de febrero de 2011
Stories
Esta semana se celebró en Colombia el Día del Periodista y una buena forma de celebrar, es revisando el trabajo de los reporteros gráficos, ganadores del World Press Photo 2011.
En total, el jurado eligió 56 fotógrafos, de 23 países, en nueve categorías. Para quienes no lo saben, la World Press Photo 2011 ha elegido desde hace 56 años, las mejores fotografías periodísticas. Hoy es considerado uno de los galardones más importantes en el mundo del periodismo.
Entre las imágenes escogidas hay de todo, pero yo decidí compartirles tres historias (primero, segundo y tercer lugar de la categoría Arts and Entertainment - Stories) que me hicieron recordar por qué, desde niña, el periodismo me ha parecido una profesión apasionante.
1st prize: “Night screening at traveling cinema” de Amit Madheshiya, India.
![]() |
2nd prize: "The Flying Cholitas" del italiano Daniele Tamagni, sobre las habilidades de un grupo de valerosas mujeres de la Ciudad de Alto en La Paz, Bolivia, que cada fin de semana se enfrentan en el ring.
3rd prize: “Altneuland” de Amit Sha'al, Israel
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De ñapa, un regalo más. Esta semana también se supo que el periodista José Enrique Guarnizo Álvarez del diario El Colombiano de Medellín, se hizo merecedor del Premio Internacional de Periodismo Rey de España, con esta investigación: Urabá, otro "hueco" entre Colombia y la USA.
Y para terminar, me parece que vale la pena compartirles estos enlaces, noticias y videos, sobre el tema de “Ser periodista”:
* El olvido de la justicia, Informe sobre el estado de la Libertad de Prensa en Colombia 2010. FLIP.
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Para leer
sábado, 29 de enero de 2011
Festival Centro: cumbia y sabrosura
Hace algunos días Bogotá disfrutó de la segunda versión del Festival Centro 2011, que logró convocar a un número inusitado de asistentes de todas las edades, quienes acudieron al llamado de la cumbia y de los otros muchos géneros que promovió el evento.
Uno de los asistentes se preguntó, mientras movía su cuerpo tratando de entender el ritmo, ¿qué música era la que hacían los grupos invitados? Después de pensarlo, sin dejar de bailar, él mismo se contestó: “Esto podría llamarse elektrocumbia o mejor, pura sabrosura”.
Y es que este año el cartel del Festival Centro fue bastante ecléctico. Desde el maestro Noel Petro hasta la joven peruana Wendy Sulca –que por cierto se robó los aplausos, especialmente con su increíble versión de Like a Virgen de Madonna–.
Pero por las dos tarimas habilitadas, también pasaron El Hijo de la Cumbia, El Remolón y The Plásticos de Argentina; Javiera Mena de Chile, Mexican Dubwiser y Sonidero Nacional de México, A storm of Light y Chicha Libre de USA; Puerto Candelaria, Banda la República y Providencia de Medellín; Velo de Oza de Tunja, Alexis Play de Quibdó y de Bogotá un amplio combo que brilló por su movida: Frente Cumbiero, La Recontra, La Mercosur, De Juepuchas, Aterciopelados, Dani Correa y los Locos del Ritmo, María Mulata, entre otros.
Más de 30 artistas, que se esforzaron por alinear sus distintas con un único objetivo, hacer del evento uno de los más divertidos en este comienzo de año.
Eso sí, quedó claro que a pesar de las buenas intenciones de la Gilberto Alzate y de su valioso trabajo por generar una nutrida programación en el barrio La Candelaria, su aforo es muy pequeño para albergar a los seguidores de la buena música. Sería clave que el próximo año se encontrara un espacio más amplio para que nadie se quede por fuera y todos puedan mover las caderas libremente.
Uno de los asistentes se preguntó, mientras movía su cuerpo tratando de entender el ritmo, ¿qué música era la que hacían los grupos invitados? Después de pensarlo, sin dejar de bailar, él mismo se contestó: “Esto podría llamarse elektrocumbia o mejor, pura sabrosura”.
Y es que este año el cartel del Festival Centro fue bastante ecléctico. Desde el maestro Noel Petro hasta la joven peruana Wendy Sulca –que por cierto se robó los aplausos, especialmente con su increíble versión de Like a Virgen de Madonna–.
Pero por las dos tarimas habilitadas, también pasaron El Hijo de la Cumbia, El Remolón y The Plásticos de Argentina; Javiera Mena de Chile, Mexican Dubwiser y Sonidero Nacional de México, A storm of Light y Chicha Libre de USA; Puerto Candelaria, Banda la República y Providencia de Medellín; Velo de Oza de Tunja, Alexis Play de Quibdó y de Bogotá un amplio combo que brilló por su movida: Frente Cumbiero, La Recontra, La Mercosur, De Juepuchas, Aterciopelados, Dani Correa y los Locos del Ritmo, María Mulata, entre otros.
Más de 30 artistas, que se esforzaron por alinear sus distintas con un único objetivo, hacer del evento uno de los más divertidos en este comienzo de año.
Eso sí, quedó claro que a pesar de las buenas intenciones de la Gilberto Alzate y de su valioso trabajo por generar una nutrida programación en el barrio La Candelaria, su aforo es muy pequeño para albergar a los seguidores de la buena música. Sería clave que el próximo año se encontrara un espacio más amplio para que nadie se quede por fuera y todos puedan mover las caderas libremente.
Enlaces recomendados:
* Aquí encuentra un compilado de algunas bandas participantes en el Festival Centro 2011, realizado por la Revista Shock. Descárguelo!
* La extraña vida de Wendy Sulca, en la revista KienyKe.
* Frente Cumbiero durante su presentación en el festival, imágenes de Radio Nacional de Colombia
* Algunos apartes del festival grabados por www.elparlanteamarillo.com, disfrútelos:
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Música de la buena
domingo, 23 de enero de 2011
La justicia cojea pero...
Enero no ha sido un buen mes para el honorable concejal Álvaro Hernán Caicedo Escobar, del Partido de Integración Nacional (PIN). La primera mala noticia del año la recibió el día 14, cuando se enteró que la Procuraduría General de la Nación, en fallo de segunda instancia, lo sancionó "con suspensión en el ejercicio de cargos públicos e inhabilidad especial de seis meses", por la utilización indebida de un vehículo oficial. Y aquí vale la pena recordar cuál fue esa utilización indebida.
En el mes de octubre de 2009, el Concejal decidió invadir el carril exclusivo de TransMilenio desde la calle 8 sur con carrera 30 hasta la calle 17, para ahorrarse el trancón. Pero lo peor no fue eso. Cuando los agentes de tránsito lo detuvieron circulando en su vehículo oficial del Concejo (de Placas DVZ 466), él les entregó su Cédula y su Pase, y emprendió la huída, gritándoles que los esperaba en el Concejo. Obsérvenlo ustedes mismos:
¿Cuál fue la explicación de su actitud? Aquí lo pueden escuchar, y aquí lo pueden ver. Según él: "Ese día estaba enfermo y no iba ir a trabajar, pero me necesitaban urgente. Al salir había mucho trancón. Entonces me adelanté un poquito por el carril de TransMilenio".
La Procuraduría aseguró que “Son deberes de todo servidor público, cumplir y hacer que se cumplan los deberes contenidos en la Constitución y las leyes; así como de vigilar y salvaguardar los bienes y valores que le han sido encomendados y cuidar que sean utilizados debida y racionalmente, de conformidad con los fines a que han sido destinados”.
Segunda mala noticia, ¿o buena?
A los pocos días, el Consejo de Estado anuló la elección del concejal, por inconsistencias en varios formularios electorales. Y confirmó lo dispuesto por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca el 14 de abril de 2009, cuando determinó que hubo falsedad en la información contenida en algunos de los formularios de conteo de los votos de las elecciones de 2007.
Ante esta determinación, Caicedo deberá abandonar el Concejo de Bogotá. Un poco tarde, tanto la suspensión por el mal uso al vehículo oficial como la anulación de su elección. Pero sin duda, una excelente noticia para la ciudad. ¿Es justo que un hombre, claramente corrupto y que además desde 1998 ha acumulado más de 40 comparendos por conducir sin seguro obligatorio, por estacionar en sitios prohibidos, por transportar pasajeros en el platón de una camioneta, por no usar los puentes peatonales, entre otros, tenga la desfachatez de representar políticamente a alguien?
En el mes de octubre de 2009, el Concejal decidió invadir el carril exclusivo de TransMilenio desde la calle 8 sur con carrera 30 hasta la calle 17, para ahorrarse el trancón. Pero lo peor no fue eso. Cuando los agentes de tránsito lo detuvieron circulando en su vehículo oficial del Concejo (de Placas DVZ 466), él les entregó su Cédula y su Pase, y emprendió la huída, gritándoles que los esperaba en el Concejo. Obsérvenlo ustedes mismos:
¿Cuál fue la explicación de su actitud? Aquí lo pueden escuchar, y aquí lo pueden ver. Según él: "Ese día estaba enfermo y no iba ir a trabajar, pero me necesitaban urgente. Al salir había mucho trancón. Entonces me adelanté un poquito por el carril de TransMilenio".
La Procuraduría aseguró que “Son deberes de todo servidor público, cumplir y hacer que se cumplan los deberes contenidos en la Constitución y las leyes; así como de vigilar y salvaguardar los bienes y valores que le han sido encomendados y cuidar que sean utilizados debida y racionalmente, de conformidad con los fines a que han sido destinados”.
Segunda mala noticia, ¿o buena?
A los pocos días, el Consejo de Estado anuló la elección del concejal, por inconsistencias en varios formularios electorales. Y confirmó lo dispuesto por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca el 14 de abril de 2009, cuando determinó que hubo falsedad en la información contenida en algunos de los formularios de conteo de los votos de las elecciones de 2007.
Ante esta determinación, Caicedo deberá abandonar el Concejo de Bogotá. Un poco tarde, tanto la suspensión por el mal uso al vehículo oficial como la anulación de su elección. Pero sin duda, una excelente noticia para la ciudad. ¿Es justo que un hombre, claramente corrupto y que además desde 1998 ha acumulado más de 40 comparendos por conducir sin seguro obligatorio, por estacionar en sitios prohibidos, por transportar pasajeros en el platón de una camioneta, por no usar los puentes peatonales, entre otros, tenga la desfachatez de representar políticamente a alguien?
Enlaces recomendados:
Qué tal esto de Noticias Uno, sobre el concejal y su historial como conductor.
Columna de opinión: Patricia Caycedo, en la revista virtual Kien&Ke
Grupo de Facebook: Los que pedimos que el concejal Álvaro Caicedo Escobar renuncie.
El concejal habla con la emisora LaW, sobre el Partido PIN:
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Insólito
sábado, 22 de enero de 2011
Crónica recomendada
Hace poco me encontré con la crónica: El enfermero de los secuestrados, escrita por Alberto Salcedo Ramos para la Revista Número.
El texto, revela de apoco y sin afán, quién es William Pérez Medina, ese joven que fue secuestrado por la guerrilla de las FARC el 3 de marzo de 1998, durante un enfrentamiento en el departamento de Caquetá cuando era tan sólo un cabo de 23 años. El mismo que diez años y cuatro meses después, fue liberado por el Ejército durante la Operación Jaque, convertido en un adulto y en héroe, pues en mientras padecía del cautiverio, asumió tareas de enfermero, para lo que había sido entrenado. Varios de los liberados: Ingrid Betancourt, el sargento Erasmo Rodríguez, Luis Eladio Pérez, entre otros, aseguraron que gracias a William Pérez habían logrado sobrevivir al infierno del secuestro.
La historia, además de estar muy bien escrita-leerla es un placer-, invita a revisar algunos conceptos que han dejado de tener importancia en Colombia. Conceptos que sólo en un contexto real, es decir, alejados de la cotidianidad de las ciudades, toman forma, cuestionan y nos hacen preguntar qué estamos haciendo desde lo personal para construir un mundo mejor. Pensar en la solidaridad, en la familia, en el valor de la palabra, en la libertad, en la dignidad, es un interesante ejercicio.
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William Pérez durante su cautiverio. |
La historia, además de estar muy bien escrita-leerla es un placer-, invita a revisar algunos conceptos que han dejado de tener importancia en Colombia. Conceptos que sólo en un contexto real, es decir, alejados de la cotidianidad de las ciudades, toman forma, cuestionan y nos hacen preguntar qué estamos haciendo desde lo personal para construir un mundo mejor. Pensar en la solidaridad, en la familia, en el valor de la palabra, en la libertad, en la dignidad, es un interesante ejercicio.
Enlaces recomendados:
Lea la crónica: El enfermero de los secuestrados, aquí.
Lea la crónica: La última parranda de Diomedes, aquí. Publicada en la Revista Soho.
Entrevista a Alberto Salcedo en el programa Señales de Arte.
Siga a Alberto Salcedo en Twitter: @SalcedoRamos.
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Para leer
domingo, 16 de enero de 2011
Gracias por los $20.600 pesos de aumento
Cuando el Gobierno Nacional anunció que el Salario Mínimo de los Colombianos sería ajustado para 2011 en un 4%, es decir, que quedaría en $535.600 -lo que significa, palabras más palabras menos, que subirá tristemente $20.600 pesos-, el primero en quejarse por “el desmedido aumento”, fue Luis Carlos Villegas, presidente de la Andi (Asociación Nacional de Industriales), quien dijo:"Tengo temores por las repercusiones que en la estabilidad macroeconómica pueda tener esta decisión".
Y yo me pregunto: ¿Cómo $20.600 pueden afectar la inestabilidad macroeconómica del país? ¿Cuánto gana el Presidente de la Andi al mes? ¿Cuánto ganan los industriales? ¿Cuánto ganan los congresistas y los funcionarios públicos que se están repartiendo el país con contratos millonarios? Esa mezquindad está arruinando al país. Decir que el aumento del salario mínimo impedirá crear más empleos y ayudará a que se incremente la informalidad, es tendencioso. Llevan años, décadas diciéndoles a los colombianos que deben sacrificarse para que la economía prospere. Fue así como un día se acabaron las horas extras, desaparecieron los contratos a término indefinido, se pusieron de moda los contratos de prestación de servicios donde el que trabaja paga por hacerlo y no recuerdo que gracias a estas medidas se haya mejorado el panorama, o sí, creció el bolsillo de industriales como Villegas.
Hace algunos meses apareció publicada en la revista Soho una excelente crónica escrita por Andrés Felipe Solano, titulada: “Seis meses con el salario mínimo”. Vale la pena volverla a leerla para recordar cómo es la vida de la mayoría de colombianos.
Notas relacionadas sobre el tema:
Un gesto mínimo por Daniel Coronell
Lo que dicen en Twitter:
JuanPabloMorris @TrinandoAndo Mucha mezquindad si recordamos que cuando AUV le quito las horas extras a los del salario Mínimo ellos aplaudieron.
andressan Ese man de la Andi que piensa, que el salario minimo solo es un salario promedio???
federicovidalz @agaviriau Qué opina del monto del salario mínimo en Colombia. Cree que si llegara a costear la canasta familiar, la economía colapsaría?
@agaviriau Qué opina del monto del salario mínimo en Colombia. Cree que si llegara a costear la canasta familiar, la economía colapsaría?
Narvaezandresco @Trinotuta Que indignado luce Villegas por unos pesos q subio el SMLV.ojo trabajadores cuando salga a pedir votos.... Ver a Luis Carlos Villegas disgustado por el segundo pobre aumento del SML, da tristeza. Los grandes empresarios no tienen alma ni espíritu...
El salario minimo en colombia definitivamente es minimo... http://tlsur.net/eVoX6V #
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Insólito
martes, 4 de enero de 2011
Para no olvidar
La revista Time eligió las imágenes más sorprendentes que marcaron el 2010. Imágenes que muchos seguramente ya no recuerdan, pero que para otros quedaron grabadas en la retina. El derrame de crudo en el Golfo de México, el terremoto que destruyó Haití, la interminable guerra, los niños enfermos en los todos continentes, Afganistán, las tropas norteamericanas, la fuerza arrasadora de la naturaleza (lluvias, sequías, volcanes en erupción), Barack Obama, las fronteras y hasta una cornada en medio de una corrida de toros, la lista es larga y el resultado vale la pena verlo, con los propios ojos.
Azakhel, Pakistan. Photograph by Mohammad Sajjad / AP. Niño paquistaní desplazado y enfermo.
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En imágenes
domingo, 2 de enero de 2011
Relato de un viajero
Si hubo una noticia que me llamara la atención el año anterior, fue la publicación de La Selva y la Lluvia, del escritor chocoano Arnoldo Palacios. Aunque el libro fue publicado por primera vez en 1957 en la lejana Rusia y como era de esperarse, ningún diario colombiano lo reseñó ni habló de él en aquella época, sí encontró público y aplausos en Europa. Hubo que esperar más de cincuenta años para que finalmente la novela llegara a las librerías del país, pero llegó, bajo el sello de Editorial Planeta. ¿Qué guardan sus páginas? Un interesante recorrido por los años de la República Liberal (1930-1946) que termina en los meses que siguieron al histórico 9 de abril de 1948. Pocos saben quién es Arnoldo Palacios. Este perfil, que publiqué a principios de 2010 para la Revista Ébano Latinoamérica, es un excusa para conocer la historia de este maestro de la escritura.
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Foto Ministerio de Cultura. |
Es un viajero incansable porque no ha encontrado en el camino ningún obstáculo que se lo impida. O sí, muchos, pero él ha sabido esquivarlos. Cuando era niño, fue víctima de una poliomielitis que lo obligó a quedarse quieto y aún así asegura que le encanta caminar. Lo hace con dificultad, acompañado de dos bastones, uno a cada lado, y con ellos ha recorrido el mundo. Italia, Inglaterra, Estados Unidos, Escocia, Portugal, Rusia, África.
La cuenta es extensa. Su pasaporte de francés se lo ha permitido. Consiguió la nacionalidad porque un día, después de publicar su primera novela, en 1949, se ganó una beca que lo llevó hasta la Universidad de La Sorbona, en París, en un barco polaco que zarpó de Cartagena y desembarcó en Cannes. Lo demás es historia. Europa lo acogió y a Colombia sólo regresa de visita por cortas temporadas.
“No tengo mis libros aquí, no tengo mis papeles, me hace falta todo eso, es que 60 años es mucho”, dice, y explica que su domicilio está en Normandía, cerca de París, en un pueblo llamado Honfleur, donde es posible disfrutar de verdes campos y ver pastar enormes vacas lecheras, y en el que además, tiene de vecina la que fuera la casa del poeta Charles Baudelaire.
Aclara, antes de preguntárselo, que no se siente francés. “Es mucha pretensión creerlo, pero esos papeles son importantísimos, ya no soy más indocumentado”. Recuerda que cuando le dieron la nacionalidad le preguntaron cómo se iba a llamar. “Y me sorprendieron, qué tal yo, a esta edad, con otro nombre, cómo oigo cuando me llamen, no, les dije que me dejaran el mismo”. Antes de soltar una carcajada, dice con la frente arrugada y en tono serio: “Yo no he cambiado, he hecho un esfuerzo por mantenerme, por ser yo”. La formalidad le dura tres segundos. Vuelve a la anécdota, repite lo increíble que le pareció la idea de ser otro y luego ríe por lo absurdo de la situación.
Arnoldo Palacios ríe todo el tiempo. Ríe por cualquier cosa, un recuerdo, un juego de palabras, un relato… Su buen humor ha sido su compañero inseparable y es sin duda esta característica la que lo hace ver tan joven a los 85 años.
Estudioso de las lenguas clásicas y de la literatura universal, se ganó la vida como periodista e investigador y se convirtió, con el tiempo, en un pensador que desde el otro lado del mundo continúa reflexionando con el mismo ahínco sobre su pueblo. Su alma de revolucionario permanece intacta.
“Un escritor tiene que estar al servicio de la humanidad y de su gente, de su clase. Yo no tengo por qué defender los intereses de la oligarquía, yo no pertenezco a eso. Siempre he sido en el fondo, un rebelde”. El tono de su voz pausado se hace enfático, profundo.
Recuerda que en 1950, cuando fue invitado a Varsovia al Congreso de la Paz como vocero de Colombia, su discurso le costó la beca. Siempre ha sido igual. Cuando publicó Las estrellas son negras, el libro no pasó desapercibido. Primero porque se quemó en su totalidad. El manuscrito original y la copia en limpio, ardieron en la época del Bogotazo y Palacios no tuvo más remedio que reconstruirlo, volverlo a escribir a partir del recuerdo.
Esa primera novela relató la vida de Irra en cuatro capítulos: “Hambre” “Ira” “Nive” y “Luz interior”. Allí, habló sin miramientos de ser negro, de la pobreza, el abandono, la falta de oportunidades, la rabia…
“Irra tenía una vaga idea de lo que llamaban re-vo-lu-ción... El Gobierno era malo. Gobierno en las manos de los ricos que no sabían cómo era aguantar hambre…”
En una charla que ofreció en junio 1998 para el Taller de Escritores de la Universidad Central, dijo: “La novela, entonces, ocurre en Quibdó, tal vez, en un kilómetro cuadrado, un kilómetro y medio cuadrado, y en un tiempo de pocas horas. La novela comienza, más o menos, a las tres de la tarde y se termina al día siguiente a las seis de la mañana. Había que meter, poner, todo el argumento, todo lo que ocurre en la novela, en ese espacio, y en ese corto tiempo”.
Cuando empezó a circular por las calles bogotanas, el texto llamó la atención por su honestidad. José María Restrepo Millán, rector del Externado Nacional Camilo Torres y quien fuera su maestro, lo elogió en el suplemento literario del diario El Tiempo. Otros la criticaron duramente, hablaron de resentimiento racial, falta de técnica, ausencia de fuerza en el personaje principal, pero en realidad la novela le permitió a Palacios presentarse a una beca, que luego lo envió a estudiar al exterior y lo llevó a ser reconocido como una pieza clave en el fenómeno de escritores que le apostaron a la reivindicación de lo social y de lo negroafricano.
Para muchos, sin embargo, Las estrellas son negras es una obra que pasó desapercibida y todavía son pocos los que han tenido la oportunidad de llegar a ella o al trabajo de Palacios, entre el que sobresale La selva y la lluvia, libro publicado en 1958 en Moscú y que aún no ha llegado a Colombia.
En este 2009, está listo para presentarle a su patria: Buscando la madrededios. Una biografía en la que ha invertido tiempo valioso y donde él es un personaje principal, lo que le permite hablar sobre temas álgidos de la sociedad, la filosofía, la vida. “Ese libro es la historia mía, de mí Chocó…necesitaba publicarlo, entregárselo a Colombia, al mundo”. Lo hará durante la Feria del Libro del Pacífico, que se realiza en la ciudad de Cali. Allí será presentado, gracias al apoyo del Ministerio de Cultura y la Universidad del Valle.
Con lo ojos brillantes y un tinto frío a su lado, Palacios asegura que el ejercicio de escribir es como una misión. “No hay más remedio”, dice y sentencia que su deber es escribir bien y no cansarse, creer que es posible apostarle al arte, tener la confianza suficiente de que eso le va a llegar a alguien. “La obra tomará su camino”, porque finalmente, cada creación también está en el ejercicio de “buscar su madrededios”, de encontrar un público, de mantenerse en el papel a pesar del paso del tiempo.
“Un libro no se acaba nunca, uno no termina de hacerlo. Con éste, por ejemplo, todavía me falta la dedicatoria”. Mientras medita qué escribir en ella, dice con una sonrisa en los labios y con sus grandes ojos saltones brillando, que cuando le dieron la Cruz de Boyacá, el Ministro de Cultura de la época, Ramiro Osorio, sentenció que el libro –Las estrellas son negras– deberían leerlo millones de colombianos. Ahora, cuando está listo para presentar su nueva obra, dice que ojalá esta vez esas palabras se cumplan.
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